lunes, 1 de octubre de 2007

UN CAFÉ EN TORNO AL WING CHUN

Sábado 03 de junio, un día especial para los miembros del Núcleo Santiago. El día se iniciaba en torno al esperado entrenamiento de fin de semana. La práctica era extremadamente dura, el ambiente como siempre, lleno de cordialidad y amistad, el esfuerzo realizado se reflejaba en los rostros sudorosos de los muchachos. Todos hacíamos nuestro mejor esfuerzo y nos esmerábamos por cumplir estrictamente el plan de trabajo instruido por nuestro Sifu en su reciente visita.

Las horas avanzaban, el cansancio y el agotamiento de nuestra extensa jornada de práctica daba paso a la ansiedad. Este sábado era diferente, habíamos invitado a algunos amigos marciales a tomar un café y compartir un grato momento en torno a nuestra pasión, el WING CHUN. Todos ellos, al igual que nosotros, fanáticos practicantes de este fascinante Arte Marcial. Las principales familias existentes en Chile estarían representadas. El momento de la verdad se acercaba, había que partir al lugar de encuentro.

En el Paseo Ahumada, el ruido estruendoso y el frío de la noche competían por destacarse. El mensaje del pastor resultaría premonitorio, la fe depositada en nuestra pequeña idea daría sus frutos. Allí nos esperaban Anselmo, Fernando y Juan Carlos, el grupo tomaba forma. Poco después llegaban los restantes invitados, José Luis, Jorge y René. Luis y Cristian se encargaban de las presentaciones de rigor y de amenizar la conversación.

Nos dirigimos a buscar un lugar en donde reunirnos cómodamente. El Marco Polo fue el lugar escogido en esta oportunidad. La mesa estaba servida, el café, las bebidas y el ´picoteo´ serían mudos testigos de nuestra amena charla. Todos estábamos expectantes, el momento tan esperado había llegado.

Los temas fluían uno a uno, se hablaba de todo, la actualidad era lo más socorrido. Poco a poco se entronizó el tema de las artes marciales y el medio marcial chileno. Las opiniones demostraban claramente la profunda vinculación de los comensales con la práctica de diversas artes marciales, cual más cual menos reconocía haber practicado dos o más estilos marciales en su dilatada trayectoria (había personas con experiencia en Kung Fu, Taekwondo, Nunjitsu, Hankido, Boxeo, Muay Thai, Karate, Kick Boxing).

Poco a poco las opiniones comenzaban a concordar… cualquiera fuera el bagaje marcial acumulado, todos derivaron a la práctica del Wing Chun por el desencantó experimentado a la hora de aplicar sus ‘conocimientos marciales’ a situaciones reales de defensa personal.

La conclusión era unánime, sólo los principios, formas, ejercicios, técnicas y aplicaciones combativas que encierra la práctica del Wing Chun, permite a sus practicantes desarrollar habilidades combativas verdaderamente efectivas para ser aplicadas a la defensa personal. Son los principios estratégicos muy precisos del Wing Chun (que no dependen de la fuerza del practicante), lo que ha permitido que sea uno de los sistemas de Kung Fu más practicado en el mundo por hombres como por mujeres, en virtud de su explícita eficacia marcial.

La conversación era intensa, todos opinaban, las coincidencias en las opiniones vertidas daban cuenta de nuestra pasión común por el Wing Chun. El frío de la noche cedía inexorablemente ante la cordialidad, camaradería y amistad de los presentes. La calidez del ambiente contrastaba con la imagen ‘conflictiva’ que muchas veces proyecta el mundo del Wing Chun para aquellos artistas marciales que no practican el sistema.

Sin darnos cuenta habíamos adquirido el compromiso de ‘trabajar unidos’ para comenzar a cambiar esa imagen, desde adentro, para que no prospere esta visión innecesariamente polémica de un arte marcial tan ‘minuciosamente simple’. Nuestro origen en el arte es común, las interpretaciones particulares que cada familia marcial ha hecho del Wing Chun no desvirtúan la esencia de este arte, son sólo distintas lectura e interpretaciones de un mismo libro. Las diferentes versiones existentes han permitido crear una pluralidad que nos permite acceder a elecciones personales. Es justamente esta diversidad nuestra mayor fortaleza. Cada uno tiene algo especial que ofrecer a quienes se interesen en la práctica seria de las artes combativas chinas. Si nuestras familias dan muestra de amistad resultaremos atractivos al medio marcial chileno. El compromiso y la buena disposición demostrada deben ser llevados al terreno de la acción, debemos seguir trabajando en forma conjunta, sin divisiones, tras el objetivo común de difundir el Wing Chun y sentar las bases que permitan su consolidación y crecimiento en nuestro país. Si trabajamos unidos nos potenciamos todos.

Inexorablemente, el final de la reunión llegó, nos despedimos con los rostros llenos de alegría y con la certeza de haber sido partícipes de un momento histórico que junto con llevarnos a consolidar la creciente amistad de nuestras familias marciales, sentará las bases para construir una nueva forma relacionarnos y de vivir las artes marciales en Chile. Si trabajamos unidos podemos hacer lo que parece imposible hoy en día, unir y hacer crecer la familia del Wing Chun.
Un saludo afectuoso a todos aquellos que nos acompañaron y compartieron este humilde café en torno al Wing Chun, nuestro reconocimiento por su compromiso y amistad.

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